Juan Carlos Bagó

Fundador

Creo que mi amor por los caballos es algo innato. El caballo para mí es la sintesis más perfecta de la armonía y la belleza, es totalizador de lo estético. Esto es algo que siempre sentí aunque en mi familia jamás hubo relación con los equinos.

Recién cuando contaba 34 años tomé contacto directo con ellos, comencé a formar un haras que en un primer momento fue tan solo una pequeña «chacra» que contaba con todo tipo de animales, siendo esta mi manera de disimular mi intención de crearlo, ya que no hubiera sido bien visto por mi familia.

El caballo es una de mis pasiones, y el haras el lugar de remanso donde logro sobrellevar las dificultades cotidianas que todos tenemos en este mundo globalizado. La actividad me ha dado muchos y grandes amigos con quienes compartimos el placer que nos brindan los caballos y me permiten reafirmar que uno de los grandes valores es sin ninguna duda: la Amistad.

Mi padre me inculcó la búsqueda de la excelencia y me aclaró que la misma era inalcanzable. Es por eso que al haras le puse de nombre Firmamento, porque es aquello donde se resume toda la belleza, y sin duda es inalcanzable.